Diario La Nación - Suplemento Norte | Sábado, 18 de Agosto de 2007

Jardín de Infantes en casa

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Algunos padres eligen para sus hijos los jardines rodantes, coordinados por maestras fuera de los establecimientos educativos.  

   El jardín de infantes fue históricamente el primer acercamiento del niño a la educación sistematizada. Hoy, los jardines rodantes ofrecen un espacio de estimulación y aprendizaje a través del juego para chicos de entre 7 meses y 3 años.
   Coordinados por maestras jardineras, esta tendencia crece día a día y propone como escenario de la acción las propias casas de sus alumnos, que se van alternando durante las semanas del año.
   En Zona Norte ya son un boom; y la mejor solución para mamás modernas. Hoy los chicos no tienen que esperar a cumplir la edad mínima para entrar al jardín; el jardín rodante llegó para quedarse.
   Según los expertos, dar este primer paso en un lugar seguro y conocido afirma el camino exitoso hacia la escuela. Un punto medio divertido y familiar.
   Llegan con su chupete, pañales y un osito; a upa o corriendo. Bebes que recién aprenden a caminar, deambuladores  que balbucean sus primeras palabras y chiquitos que ya saben jugar solos empiezan su día juntos y a pura acción. Puertas adentro, en un lugar seguro y condicionado de la casa de alguna de las mamás del grupo, desarrollan todos los días de la semana o sólo algunos, actividades que los inician en el juego compartido y la socialización entre pares.
   “El juego es vital en el desarrollo, a través de él los chicos aprenden, se vinculan con los otros y con el entorno. Si este encuentro lúdico es debidamente planificado se pueden lograr aprendizajes muy significativos”, explica Josefina Fatur, Profesora de Nivel Inicial a la cabeza del jardín rodante Paso a Paso. 
   Las clases están pautadas e incluyen música, baile, expresión corporal y plástica (entre otras) en sus dos o tres horas de duración. A través de las actividades los chicos van adquiriendo hábitos de rutina, siempre respetando los tiempos personales de cada uno. (...)

Un valor agregado…
   El jardín rodante parte de una premisa fundamental: no es su objetivo reemplazar al jardín de infantes tradicional, sino brindar un servicio cómodo dentro de las mismas casas, donde los papás pueden ver y seguir de cerca el desarrollo de sus hijos. (...)
   Entusiastas y emprendedores, algunos chicos que van al jardín de infantes tradicional (entre 3 y 5 años) siguen con energía aún después de haber cumplido su turno diario.
   Para ellos, el jardín rodante también ofrece opciones. Talleres de plástica, teatro y grupos de juego son algunas de las propuestas.
   Las maestras jardineras suelen llevarse el mejor de los premios; ver crecer de cerca a los más pequeños, oírlos hablar, moverse y desarrollarse en su vida social. Su tarea es, sin duda, una vocación.
    “Trabajar con chicos es maravilloso. Ellos diariamente sorprenden con sus ocurrencias y sus nuevos aprendizajes. Estar en contacto con ellos es una experiencia muy enriquecedora”, agrega Josefina.
   Quienes han desarrollado los jardines rodantes encontraron la forma de crear un espacio necesario y vital que antes no existía: la educación a domicilio, tan práctica y cómoda para estos tiempos.

Constanza Royo


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PAOLA PLAZA (NOVIA)
Les quiero agradecer por el servicio que nos brindaron. La fiesta fue increíble, los chicos se engancharon con todas las actividades que propusieron y estaban muy contentos con los regalitos que les dieron al final.